En cuanto a equipo, siempre he contado con todo lo necesario: una cámara y un objetivo. Sin embargo, cuando YouTube llegó a mi vida hace muchos años, empezaron a surgir reseñas de equipo, y sentí la necesidad de algo más, algo mejor. Todos conocemos las bondades de YouTube, pero también hay un exceso de reseñas de equipo que realmente no son necesarias. En ese momento, ya tenía una cámara, aunque sin capacidades de video. Por lo tanto, la idea de un cambio era apropiada y realmente ansiaba esa mejora. Fue así como decidí cambiar mi Nikon D60 por una Canon 60D, esto sucedió en 2013.
Pasaron unos años y tomé decisiones respecto al equipo que ahora lamento (más detalles al respecto más adelante). Parecía que la adquisición de un nuevo objetivo o una cámara mejoraría mi habilidad como fotógrafo, pero nada más lejos de la realidad. Invertí muchas horas explorando foros y tiendas de segunda mano, solo para darme cuenta de que no estaba contribuyendo positivamente a mi arte. A pesar de esto, la tentación de comprar algo nuevo seguía latente.
Hace un par de semanas, me encontré reflexionando sobre la idea de conseguir una nueva cámara. Esta presume de características como el estabilizador de imagen en el cuerpo (IBIS) y otras tecnologías de última generación, que indudablemente serían útiles para mis necesidades de recorte. Sin embargo, mientras contemplaba mi carrito de compras lleno con la potencial adquisición, y al considerar el dinero que tendría que invertir a través de pagos a plazos, empecé a cuestionar la verdadera necesidad de esta mejora.
En el momento en que me cuestionaba, mi ego respondía:
Te estás quedando atrás. Esto te vendrá genial para nuevos proyectos.
Y entonces, un recuerdo del pasado cruzó mi mente. Era el año 2021; tenía una cámara cara y grande, y quería probar nuevo equipo, así que la vendí y durante los meses siguientes me debatí entre marcas y cámaras, terminando con un par de cámaras APS-C. Eran geniales y las primeras semanas la emoción estaba por las nubes; lo que creía que era inspiración me llevaba a salir más hasta que quedé atrapado en mi mayor crisis creativa, decidiendo que ‘la fotografía no era para mí’ y vendí todo mi equipo, me dediqué al diseño 3D y abandoné el mundo de la fotografía por más de un año.
No seré el que niegue lo increíblemente ingenuo y infantil que fui, pero creo que todo sucede por una razón y, si no fuera por eso, ni siquiera me habría dado cuenta de esta obsesión. Me gusta probar nuevo equipo (tanto antiguo como nuevo), pero no me dejaré sucumbir al síndrome de adquisición de equipo, y siempre pondré el arte antes que las herramientas. Porque eso es lo que son: sólo herramientas que me ayudan a potenciar mi creatividad, pero no son las que crean arte; el mundo, las experiencias a mi alrededor y mis ojos son quienes lo hacen. Las historias con las que te empapan son aquellas que se traducen a imágenes.
A finales de 2022 entendí eso. No tenía una cámara y nadie que pudiera prestarme una, así que comencé a usar mi teléfono mientras viajaba por Escocia. Al usar mi teléfono, avivé mi pasión por la fotografía y me di cuenta de que era algo que quería hacer… Mierda, ¡esto es lo que quiero! ¿Por qué lo dejé? – me dije.
Quería volver a experimentar nuevas aventuras con una cámara e involucrarme con otros fotógrafos mientras avanzaba en mi camino creativo. Unos meses después de mi viaje, utilicé un cupón para hacerme un libro con esas fotos y se veían increíbles impresas sin ser una cámara de alta gama. Di las gracias al teléfono por ayudarme a recordar mi pasión y compré una cámara. Recordé una frase que leí hace tiempo y respondí a mi ego:
La mejor cámara es aquella que llevas encima.
Esto no significa que no vaya a actualizar mi cámara en algún momento pero he de tomar una decisión impecable para que cada vez que salga nuevo material no caer en la trampa del consumismo.
Por eso escribí este texto, sobretodo para un recuerdo de lo que me ocurre cuándo las herramientas son más importantes que el proceso creativo.
Disfruta tu tiempo con cualquier cámara, con personas afines, viaja, consigue algunos libros de fotografía… No te centres en lo que necesitas, eso vendrá en cualquier momento a lo largo de tu viaje y tendrás toda la fuerza creativa para aprovecharlo al máximo porque habrás exprimido todo lo que tu viejo pero valioso amigo te ha dado hasta ese momento.
Gracias por llegar hasta aquí,
Alex.